domingo, 16 de octubre de 2016

La pela del sábado. [2]


Hoy tenemos partido contra otra escuela de fútbol, Los Tigres de San Fernando, espero que podamos ganarles. Hemos llegado muy temprano al entrenamiento, somos los primeros, mi papá siempre me recoge muy temprano. Me gusta llegar temprano, tengo la cancha y muchos balones para mí solo.

Fucumán está hablando con mi papá, quién sabe qué le estará diciendo. Me gusta poner varios balones alineados y hacer tiros libres al arco vacío. Mis primeros compañeros empiezan a llegar. Jugamos metegol mientras van llegando los demás. Siempre jugamos metegol.

El otro profe alista los conos y nos organiza en parejas para empezar la práctica. Mi papá sigue hablando con Fucumán. No entiendo de qué hablan tanto, no he hecho nada malo, a parte de unas cuantas faltas a propósito a Velázquez. Me tiene bronca, y yo a él.

No me gusta la práctica, me gusta jugar partidos. Mi papá siempre me dice que la práctica es muy importante, más que los partidos. Los ejercicios son aburridos, aunque hay algunos que me gustan, como los tiros desde el punto penal. Eso de estar haciendo pases y piruetas con obstáculos no tiene sentido, aunque mi papá dice, igual que el entrenador, que esa es la base del futból. (Fucumán pronuncia futból).

Los Tigres de San Fernando no están jugando bien hoy, vamos ganando 4-1 en el primer tiempo. Los gritos del entrenador son cada vez más intensos. Estamos jugando mejor que ellos. En el intermedio, hacemos la sesión de tiros desde el punto penal, se ha vuelto una costumbre. No es que se haya terminado el partido o que  hayamos quedado empatados, es una parte del entrenamiento. El arquero felino es mucho mejor que el nuestro. Nuestro arquero no es tan hábil, parece que le diera miedo el balón. Perdemos en los penales.

El segundo tiempo de juego se convierte en una pesadilla. Ya vamos perdiendo 6-4. En número 12 es un verdadero crack con la pelota, no puedo detenerlo. A nivel de faltas estamos equilibrados, se reparte pata a diestra y siniestra. El 12 patea muy duro el balón, tanto así que acaba de meter gol desde su propia portería. Colgó a nuestro arquero. Qué vergüenza.

El profesor auxiliar no para de gritar. Nos están dando una pela, dice el Gordito Perdimos 9-4.
El entrenador nos reúne en el centro de la cancha, siempre lo hace después de cada partido. Ya viene con su sermón. El sol está muy fuerte, me está quemando la nuca. Esta vez perdimos, nos dieron una paliza. Lo bueno es que metí un gol y tapé un penal. Me gusta más ser delantero, me gusta hacer goles. No veo a mi papá, tengo sed, quiero un Gatorade, y unas papitas.


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