jueves, 20 de octubre de 2016

Cola postiza. [6]


Cola postiza. [6]

Soy Spiderman, repito.
Tengo poderes super poderosos.
Mi papá me deja dormir con el traje puesto pero me quita la máscara cuando me quedo dormido y no me doy cuenta. Me deja acostarme tarde, me puedo quedar viendo muñequitos hasta después de medianoche.

Spiderman no necesita dormir muchas horas, siempre tiene cosas que hacer y no quiere perder el tiempo. Cuando el Guasón pasa por la noche a limpiar las telarañas que instalé el día anterior, siempre me deja una nota escondida.

Mi papá habla con el Guasón por las noches, pero hablan sin hacer ruido para no despertarme. Al Guasón debe de darle mucho miedo que me despierte porque puedo hacerle mucho daño con mis super poderes. Es mi peor enemigo. No entiendo cómo mi papá puede ser tan amigo de mi enemigo.

Cuando estoy con mi papá y le doy una patada al perro Rocky y sale chillando, me pega un cocacho en la cabeza. A Spiderman le duele pero no puede llorar. Mi papá dice que los super héroes no pueden llorar porque dejarían de ser super héroes. Mi papá dice que es el guardián de Rocky y de todos los animales que no pueden hablar, y que ha recibido órdenes de pegarme un cocacho si acaso yo le doy una patada. Cuando estoy en el colegio, le tiro piedras a los pájaros, mi papá no se entera de eso, y nadie se entera que en realidad es Spiderman el que tira las piedras. Una vez le tiré una piedra a una paloma y le saqué un ojo y no pudo volar más. Quién la manda a ser una paloma indefensa. Por suerte ningún profesor vio a Spiderman.

Mi papá es un doctor muy importante, trabaja mucho. Una vez lo llamó mi profesora porque descubrieron a Spiderman escupiéndole a las niñas desde las escaleras del rector. Mi mamá también vino, y ella fue la que le explicó que era mi super héroe favorito. Mi papá dijo que yo era Spiderman, que no era un disfraz. Entonces vino la coordinadora y me sacó del salón mientras ellos hablaban entre adultos.

Mi papá sabe que yo soy Spiderman, y lo veo pelear con mi mamá porque lo contradice. Ella insiste en que no pueden seguir dándome las mismas pastillas del tratamiento, la verdad no entiendo de qué hablan. Mi mamá también es doctora, creo que hablan del trabajo.

Mientras me llevaban a la casa, siguieron peleando. Ella dice que la culpa de todo la tiene mi papá, que se mandó a operar la cara para verse más joven y que se hizo la lipo. Mi papá dice que ella se puso tetas  y se cambió el mentón, y que no tiene ningún derecho a hacerle ningún reclamo al respecto.

-¡Sí claro, respondió ella, pero de ahí a ponerse cola postiza!
-¿Qué es cola postiza mamá?- pregunté yo.
-Son unas nalgas de mentiras mi amor. Como si te pusieras unas almohadas en la cola. Tu papá se puso nalgas postizas. ¿Quién es el del problema?- preguntó señalando a mi papá.

Cuando llegamos a la casa me puse el traje. Tiene marcados todos los músculos con espuma. Me miré al espejo. Menos mal Spiderman no necesita cola postiza.

Spiderman. [5]



Soy Spiderman.
Tengo poderes súper poderosos.
En el colegio no puedo usar mis poderes, no quiero que me descubran, pero cuando llego a la casa, me pongo el traje, las botas y la máscara toda la tarde.


Mi mamá me deja dormir con el traje, pero no con mis botas, dice que ensucio las sábanas. Yuly es mi niñera por las tardes, a veces se queda conmigo hasta el día siguiente. Yuly dice que es ninja, pero yo soy Spiderman y tengo más poderes que un ninja.


Cuando llego del colegio, Yuly me sirve el almuerzo. Lo primero que hago es subir a mi habitación a ponerme el traje. Tengo dos, por si acaso el otro está sucio. Si la comida no me gusta, tiro el plato contra una pared, y me subo a la mesa y pateo los cubiertos y los vasos.


Spiderman no come verduras ni toma jugo. Le gustan las papas fritas y la gaseosa. Solo con las pastillas mi mamá me obliga a tomar agua, el resto del tiempo puedo tomar Coca-cola. También come carne y pollo, pero no come pescado ni ensalada.


Yuly se ponía muy brava al principio pero ya se acostumbró. La tengo bien domada. Le sampo una patada en la cola cuando se agacha a recoger todo lo que he tirado al piso. Y si acaso Rocky se entromete, también le pego una patada en la barriga que lo saca corriendo. No sé si los perros lloran, pero a Yuly si la he visto llorando varias veces. Es el súper poder de Spiderman.


Puedo subirme a todos los muebles de la casa con una  facilidad increíble, y también puedo volar. Salto desde el segundo piso y caigo en el sofá. Cuando mi mamá se enteró la primera vez, le gritó a la niñera y nunca la volví a ver. Yuly no me dice nada, entonces yo salto cuando quiera.


Lo que más me gusta es el armario del cuarto de mi mamá. Puedo escalarlo y saltar desde arriba hasta la cama. Mis poderes son infinitos. Disparo una teleraña mortal. El papel higiénico del baño de arriba me sirve para hacer las redes. A Rocky lo enrollo en papel hasta que ya no puede moverse. Luego le echo crema de afeitar de mi papá y le disparo croquetas desde el segundo piso con mi bayoneta. Tengo un diario secreto donde anoto la cantidad de croquetas que se quedan pegadas a su cuerpo.


Cuando el hilo se acaba, saco del rollo del baño de abajo. Estoy fabricando una telaraña para poder tirar a Rocky desde el segundo piso, pero sin sofá. Yuly no quiere ayudarme a correr el sofá, entonces le pego una patada cuando está descuidada y la amenazo con decirle a mi mamá que me está pegando.


A mi mamá le gustan las telarañas que construyo por toda la casa, lo único que no me deja es hacerlas en su cuarto. Pero mi papá si me deja. Cuando mi mamá se va de viaje y él se queda aquí, puedo hacer las telarañas donde me dé la gana. Cuando me despierto, me dice que pasó el Guasón y recogió todo el material científico para estudiarlo en su laboratorio. El Guasón es mi peor enemigo.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Simex [4]

Es hora que me presente, ya les hablé de lo que más me gusta, de mi colegio, de mis novias, pero no les he hablado de mí. Soy Samuel Santamaría. Algunos me dicen Samu, mi papá, mi mamá, mi padrastro, otros me dicen Santa y muy pocos me dicen Samuel.

Tengo 9 años, vivo en Cali con mi mamá y mi padrastro en el piso 11 de un edificio, y mi colegio se llama Liceo Europeo. Mi papá vive en Bogotá con su novia y viene cada quince días a visitarme. Cada vez que viene, nos quedamos donde la abuela Norma, pero yo le digo Moma.


Las cosas importantes para mí son: jugar fútbol en el colegio, jugar fútbol en la academia, jugar fútbol en la tablet, jugar fútbol en la Xbox, llenar el álbum de fútbol de la Champions League, pintar algún partido de fútbol con los marcadores, ver fútbol en televisión cuando hay partidos.


Para poder hacer todo esto también me toca hacer otras cosas no tan chéveres. Madrugar, ponerme el uniforme, aguantarme a Florentina la niña insoportable de la ruta, ir a clase de matemáticas, ir a clase de natación, almorzar en el colegio, lavarme los dientes, y bañarme.

Mi día preferido es el viernes porque mi papá me recoge a las tres de la tarde y nos vamos para la casa de la abuela Moma. Cuando llegamos a la unidad, mis amiguitos saltan de alegría al verme, cojo mi bici y salimos a montar. Después la dejo, y salgo a jugar fútbol.

La unidad donde vive mi abuela Moma es bacanísima, tiene muchos árboles, cuatro porterías, muchas plazoletas, muchos niños, muchos caminos por donde montar en bicicleta, una cancha de basquet, unas bancas, una zona de ejercicios, y una cancha de fútbol profesional.

Lo malo es que mi papá no me deja entrar a ninguna casa de algún amigo. Me lo tiene prohibido. Cada vez que alguien me invita, tengo que pedirle al papá que llame a mi papá a confirmar, y le tengo que dejar todos los datos de donde voy a estar.

Mi papá se sienta en las bancas a vernos jugar, siempre lo veo sentado con sus audífonos y algún libro y una botella de agua. Lee mucho. Si no está en el parque pendiente de mí, está en la casa de la abuela trabajando en el computador. Mi papá es arquitecto, construye restaurantes y esas cosas.

Lo malo también es que si quiero jugar fútbol, tengo que dejar la bici en la casa, y si quiero montar en bicicleta, tengo que dejar el balón. No me deja hacer las dos cosas, dice que no las puedo hacer al mismo tiempo, y que no quiere que descuide la bici y la deje tirada por ahí.

Pero mi papá es super cool conmigo y con mis amigos. Casi siempre nos invita a tomar algo en la tienda y cada vez que le pido plata me la da. Lo malo es que no me compra tantos dulces, solo me deja comer una vez al día, y se pone bravo con la abuela Moma cuando me da mucha Nutella.

En la unidad hay una niña que me gustaba hace un tiempo, se llama Juliana. Es mucho más grande que yo, debe tener once o doce años. Lo malo es que ya creció y ya no está tan linda como antes, ya no me gusta casi. Bueno, yo también he crecido, ya le llego al hombro a Andrea, la novia de mi papá. Ella también es super cool conmigo.

domingo, 16 de octubre de 2016

Mis novias. [3]



Tengo un problema muy serio, no sé si me voy a casar con Mariana o con Katty. En bachillerato hay un niña grande que se llama Valeria y cada vez que me vé pasar, grita que yo soy su novio.

Valeria es una niña muy linda, pero muy grande para mí. No le llego ni a los hombros. Ella dice que me espera, que no tiene afán. Cuando habla con sus amigas, todas se ríen, y a veces me llaman para hacerme preguntas.

Yo casi siempre voy a hablar con ellas, me caen bien, son todas lindas. Y me dicen que yo soy muy lindo, que voy a ser un papito y otras cosas que no entiendo muy bien. Valeria insiste en que me va a esperar y que no es celosa.

A mi me gusta Katty, la de mi curso. Llegó este año de Bogotá, sus papás se trasladaron a Cali. Es una niña muy inteligente porque corre muy rápido. Por la mañanas, antes de que suene la campana para empezar clases, corremos juntos. Jugamos a la “cachiporra”.

Me gusta mucho Katty porque corre muy rápido, casi más rápido que yo. Tiene piernas largas y da unas zancadas enormes. Cuando voy persiguiéndola, su pelo largo se mueve hacia los lados y no puedo verle la cara. Sólo escucho su risa. Me gusta como se ríe.

La profesora de matemáticas me sorprende a cada rato mirando a Katty. Nos hacemos señas de lado a lado del salón mientras mira el tablero. Una vez me sorprendió tirándole un papel con un mensaje. Todos los del curso nos silbaron.

Todavía no somos novios pero ya casi. Tengo que solucionar el tema con Mariana y listo. Mariana va con sus amigas casi todos los recreos a jugar cerca de la cancha de fútbol, se hacen bajo el mango. Yo creo que ella lo que quiere es ir a verme jugar. Cuando meto un gol siempre volteo a mirarla pero nunca lo celebra. Se hace la loca.

El otro problema es que Maria Elena, la profesora de español, está enamorada de mí también. Yo no estoy enamorado de ella pero me gusta mucho. La mujer más linda de todas es mi mamá. Es la más linda del mundo. Lástima que no me puedo casar con ella. Mariana se parece mucho a mi mamá. Quizá es por eso que me gusta tanto.

Maria Elena la profesora es como Katty, pero en grande. Katty todavía no sabe de lo mío con Mariana. Igual no pienso contarle, no creo que sea necesario. Cuando le pregunto a mi papá qué debo hacer, me responde que me quede con todas. Yo le pregunto por qué no se quedó con mi mamá. En cambio mi mamá me dice que tengo que escoger, que no puedo andar con dos novias al mismo tiempo, que tengo que respetarlas.

Después del partido tenemos clase de religión con José María, nos puso una tarea de Jesús. Eso de la primera comunión me está aburriendo, a veces pienso que es mejor no hacerla, pero todos mis amiguitos la quieren hacer. El problema es que mis papás no me bautizaron, no sé cómo se va a resolver eso. A veces pienso que mis papás quisieron que fuera un pecador, por eso quiero hacer la primera comunión, para no ir al infierno.

La pela del sábado. [2]


Hoy tenemos partido contra otra escuela de fútbol, Los Tigres de San Fernando, espero que podamos ganarles. Hemos llegado muy temprano al entrenamiento, somos los primeros, mi papá siempre me recoge muy temprano. Me gusta llegar temprano, tengo la cancha y muchos balones para mí solo.

Fucumán está hablando con mi papá, quién sabe qué le estará diciendo. Me gusta poner varios balones alineados y hacer tiros libres al arco vacío. Mis primeros compañeros empiezan a llegar. Jugamos metegol mientras van llegando los demás. Siempre jugamos metegol.

El otro profe alista los conos y nos organiza en parejas para empezar la práctica. Mi papá sigue hablando con Fucumán. No entiendo de qué hablan tanto, no he hecho nada malo, a parte de unas cuantas faltas a propósito a Velázquez. Me tiene bronca, y yo a él.

No me gusta la práctica, me gusta jugar partidos. Mi papá siempre me dice que la práctica es muy importante, más que los partidos. Los ejercicios son aburridos, aunque hay algunos que me gustan, como los tiros desde el punto penal. Eso de estar haciendo pases y piruetas con obstáculos no tiene sentido, aunque mi papá dice, igual que el entrenador, que esa es la base del futból. (Fucumán pronuncia futból).

Los Tigres de San Fernando no están jugando bien hoy, vamos ganando 4-1 en el primer tiempo. Los gritos del entrenador son cada vez más intensos. Estamos jugando mejor que ellos. En el intermedio, hacemos la sesión de tiros desde el punto penal, se ha vuelto una costumbre. No es que se haya terminado el partido o que  hayamos quedado empatados, es una parte del entrenamiento. El arquero felino es mucho mejor que el nuestro. Nuestro arquero no es tan hábil, parece que le diera miedo el balón. Perdemos en los penales.

El segundo tiempo de juego se convierte en una pesadilla. Ya vamos perdiendo 6-4. En número 12 es un verdadero crack con la pelota, no puedo detenerlo. A nivel de faltas estamos equilibrados, se reparte pata a diestra y siniestra. El 12 patea muy duro el balón, tanto así que acaba de meter gol desde su propia portería. Colgó a nuestro arquero. Qué vergüenza.

El profesor auxiliar no para de gritar. Nos están dando una pela, dice el Gordito Perdimos 9-4.
El entrenador nos reúne en el centro de la cancha, siempre lo hace después de cada partido. Ya viene con su sermón. El sol está muy fuerte, me está quemando la nuca. Esta vez perdimos, nos dieron una paliza. Lo bueno es que metí un gol y tapé un penal. Me gusta más ser delantero, me gusta hacer goles. No veo a mi papá, tengo sed, quiero un Gatorade, y unas papitas.


El autogol. [1]

Yo solo quiero jugar fútbol, pero mi papá quiere que estudie, también.
Hoy metí dos goles en el primer recreo, aunque el segundo fue realmente un autogol.
Mi papá dice que debo usar canilleras, a mi mamá en realidad no le importa.

La clase de español se me hizo muy aburrida, además, María Elena la profesora no está simpática hoy, nos hizo un dictado sorpresa. Yo solo quería salir a jugar el segundo tiempo del partido.

Marco debe estar bravo conmigo, por lo del autogol. Yo patié el balón como pude en el área, el arquero la sacó con una pierna y rebotó en Marco. En realidad no fue mi gol. Fue un autogol del arquero con Marco.

Corrí a celebrar con mis amigos mientras el arquero, y todos los del equipo, regañaban a Marco. En ese momento yo hacía el gesto de Ronaldo, celebrando la anotación. Bueno, me tocó hacerla después de que todos me desabrazaran, ya no era lo mismo. No pude hacer el salto al principio porque al momento del gol, todos estábamos concentrados en pocos metros, y me apretaron enseguida. No me gusta sentir el sudor de los demás en mi cara. Huele mal.

No veo la hora de que se termine este dictado. Mientras María Elena recoge las hojas pasando por los pupitres, me volteo para mirar al salón de enfrente. Veo a Marco, está mirando el suelo. Debe estar pensando en el autogol.

Tengo muchas ganas de orinar, seguro la profesora no me deja ir al baño puesto que ya va a sonar la campana. (En mi colegio usan una campana en vez de un timbre para anunciar el recreo). Los baños quedan en sentido opuesto a la cancha de fútbol, así que no pierdo tiempo y salgo directo a encontrar mis compañeros. Vamos ganando 2-1. No podemos descuidarnos.

El segundo recreo es más corto que el primero. Tenemos que anotar rápido para asegurar el partido con un 3 a 1. Marco está bravo, se le nota. Al principio quiso hacerme una falta con una tijera barredora, pero me la esquivé con un salto. Creo que sepuso más bravo aún.

El Gordito Durán está jugando bien hoy, se puso las canilleras. Me acordé de mi papá. Creo que no voy a aguantar el final del partido sin tener que ir al baño a orinar. Nos metieron un segundo gol, nos empataron. Marco sigue bravo, quiere ganar.

Está de huevero el Gordito Durán, y recibe un balonazo en la panza que no le hace ni cosquillas, dispara al arco, y mete un gol de picabarra. El Gordito Durán le pega muy duro al balón, quisiera saber cómo lo hace. Lo bueno es que yo soy mucho más rápido que él.

Nos abrazamos todos a celebrar pero el Gordito Durán se tambalea y nos arrastra al piso, formamos una montonera. No me gustan las montoneras, me siento asfixiado. Creo que se me salieron unas goticas de pipí con todos encima mío.

Suena la campana, ganamos el partido. Corro al baño a orinar pero ya es demasiado tarde. Tengo los calzoncillos mojados. Ganamos el partido, pienso. Marco debe estar muy enojado. No pudo hacerme ninguna falta y además les ganamos. Los de Cuarto B son buenos, pero hoy ganamos.

Mi mamá me va a regañar por llegar mojado. Abro la llave y me echo agua encima, espero que se seque de aquí a la casa. Tenemos clase de religión. El profesor de religión es extraño, pero es muy grande. Lo más aburrido de las clases de religión es que son los viernes. No deberíamos tener clases los viernes después del segundo recreo, deberíamos quedarnos jugando fútbol hasta la hora de subirnos a los buses.

A veces las historias que nos cuenta el profesor de religión son interesantes, pero desde que empezamos con el tema de primera comunión, ya no me gusta tanto. Solo se habla de la comunión, de la nueva etapa en nuestras vidas y todo eso. No sé si me ayude a ser mejor goleador si hago la primera comunión. Voy a preguntarle a papá.

FIN del artículo 1.